«Que JESÚS haga presente su PAZ y su LUZ en el mundo»

NARRACIONES NAVIDEÑAS


 

 


¿DÓNDE ESTÁ EL NIÑO JESÚS?



Dibujo realizado por Rocío, 1º EI

Todas las navidades, Esther ayudaba a poner el árbol, los adornos de Navidad y el belén, lo que más le gustaba era jugar con las figuras y, cuando llegaba el momento, ponerlas; también le gustaba mucho ayudar a su madre a preparar los dulces navideños.
Su abuelo, que era el que la ayudaba a poner el Belén, le explicaba quién era cada figura y qué relación tenía con el Niño Jesús.
— ¿Ves esta figura? -le decía su abuelo- Es san José, carpintero y padre del niño Jesús.
— ¿Y ésta otra?
— Es la Virgen María, la madre del niño Jesús.
— ¿Y éstos que van en camello?
— Son los Reyes Magos, y los que van por delante de cada uno, los pajes.
— ¿Los que me traen a mi los regalos?
— Sí, pero ésta vez iban a adorar al Niño Jesús y a ofrecerle regalos.
— ¿Y le llevan juguetes?
— ¡No! Qué gracia…
— Y abuelo, el Niño Jesús…¿dónde está?
— Pues no sé, habrá que buscarlo, porque un Belén sin una persona a la que adorar…

Esther y su abuelo estaban tan cansados que decidieron seguir buscando al Niño Jesús al día siguiente, y se fueron a dormir.
En la cama, Esther no podía dormir, pensando en dónde podría estar el Niño Jesús; así que decidió bajar al salón y buscarlo.
Por el pasillo, cuanto más se acercaba, iba oyendo como pasos y, por si acaso, en vez de entrar, miró por el ojo de la cerradura, pero se apoyó tanto en la puerta, que se cayó.
En el salón, estaban todas las figuras del Belén, que andaban de un lado para otro; buscaban al Niño Jesús y como Esther venía a lo mismo, después de una larga discusión de las figuritas, decidieron buscarlo todos juntos.
Al cabo de un rato, todavía no le habían encontrado. A Esther se le ocurrió una idea y fue corriendo a buscar la caja de los juguetes; la abrió y ¡allí estaba el Niño Jesús!


Dibujo realizado por Gonzalo, 4º EP

Las figuras, empezaron a decir que era un secuestro, pero Esther les explicó que, cuando pusieron el Belén, ella estaba jugando con sus juguetes, y por eso, sin querer, metió al Niño Jesús allí.
Al día siguiente, Esther le explicó a su abuelo lo que había visto, pero éste no se lo creyó, murmurando…¡ Estos niños…!¡ Estos niños…!

Marina G. 6º EP

 

 

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EL ACEBO



Dibujo realizado por Alicia, 1º EP

Hay un pueblo que se llama Acebo, es el pueblo de mi abuelo y se llama así porque tiene muchos árboles con hojas verdes y bolitas rojas que están siempre muy rojas para cuando llegue la Navidad. Esto es porque hace miles de años cuando nació Jesús el bosque estaba lleno de árboles con bolitas rojas.
Había un acebo al borde del camino y todos los que pasaban le arrancaban ramas, los pajaritos ya no se posaban en él y tampoco le cantaban.
El arbolito se quedó muy feo , así estaba cuando nació Jesús. Por allí pasaron unos pastores con sus corderitos y al verle dijeron:
— ¡Qué feo estás!
Y el arbolito se puso a llorar, un pastorcito niño le preguntó:
— ¿Por qué estás tan triste?
Cuando el acebo se lo contó el pastorcito le dijo:
— Ven con nosotros a ver al Niño Jesús y a María, y les contaremos lo que te ha pasado.

 

El arbolito se fue con ellos a Belén muy contento, cuando llegaron le dijo a Jesús que estaba triste porque no podía darle sus bolitas rojas para jugar con Jesús.
El Niño Jesús se puso muy contento porque el arbolito era muy bueno y le dijo:
— Siempre seremos amigos y tus bolitas estarán siempre rojas por Navidad para que todos los niños te vean tan bonito, por eso en Navidad vemos al acebo con hojas verdes y con bolitas rojas.

Manuel G. 2º EP

 

 

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EL ÁRBOL PRESUMIDO


Érase una vez un árbol que vivía en el centro de una gran ciudad. El árbol presumido era muy alto y muy grande, pero estaba triste, pues sus ramas, de tanto oír malas noticias de guerras, terremotos y pobreza se habían ido secando poco a poco.
El árbol veía que se acercaba la Navidad y que nada le adornaba, y que estaba hecho un desastre.
Pero, un buen día, un grupo de ángeles desde el cielo se fijaron en ese árbol tan grande y triste y decidieron ayudarle.
Cogieron tijeras, cintas y adornos de Navidad y fueron a su encuentro.
Cuando el árbol vio llegar a los ángeles se entusiasmó. Pudo observar cómo se repartían las tareas: unos empezaron a cortar las hojas secas y otros colocaron bien las ramas. Entonces los dos ángeles más pequeños, abrieron una enorme caja y sacaron una preciosa cinta, era la cinta de la PAZ y se la colocaron al árbol en las ramas de abajo.
Luego sacaron otra cinta, la de la ALEGRÍA y se la pusieron en las ramas del centro. En lo más alto colocaron la cinta del AMOR.

Dibujo realizado por Cinthya, 3º EI
El árbol presumido estaba loco de contento y los ángeles continuaban colgándole adornos.
Cuando terminaron de adornar el árbol se pusieron a contemplarle y pensaron orgullosos:
— ¡Éste si que es un auténtico árbol de Navidad!

Celia T. 2º EP (1º Premio, Categoria B, XXVI Concurso de Cuentos de Navidad convocado por Caja de Burgos)

 

 

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EL CARBÓN DE PEPE



Dibujo realizado por Hugo D. 1º EI

Érase una vez un niño llamado Pepe, que era muy malo, desobediente y cabezota. No atendía a la profesora y cuando tenía tarea no la hacía. Todos los años le traían "Los Sabios" carbón y él se enfadaba mientras los demás niños disfrutaban de sus juguetes.
Un día, Verónica, su madre , dijo:
— No me extraña, no haces la tarea y eres un desobediente, como sigas así todos los años, te van a traer carbón.
Los niños no se acercaban, ni jugaban con él, cuando estaba con los amigos lo único que hacía era pegarlos y escupirlos.
Y cumplió siete años y se dio cuenta que no se lo pasaba bien en clase, tampoco en el recreo, ni en el parque, ni en gimnasia, ni en casa con sus hermanos.
Y... entonces vio que tenía que cambiar.
Se acercaban las Navidades y Pepe y su familia pusieron en el salón de su casa el Nacimiento y el Árbol de Navidad, con luces y guirnaldas de colores, colaborando en todo momento con sus padres y hermanos como nunca había hecho.
Parecía que había un nuevo niño en casa.
Pepe mandó su carta a "Los Sabios" pidiendo muchas cosas, pero sobre todo para los demás, y llegó el día tan deseado para Pepe y mereció la pena porque no tuvo carbón por primera vez le trajeron "Los Sabios" un montón de cosas...un scalextric, un libro y un balón de fútbol.

Sonia A. 2º EP

 

 

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EL COCHE MÁGICO EN EL PORTAL


Era el día de Nochebuena. Nos íbamos a Valladolid en el coche de papá. De repente papá, sin querer, tocó un botón y al cabo de un segundo estábamos volando. Pude ver el colegio desde el cielo, pasé rozando las agujas de la catedral. Vimos Cortilandia y llegamos a oír la canción. Pronto estábamos en Valencia y enseguida vimos el desierto y tres señores en camellos.

¡Eran los tres Reyes Magos! ¡Cuántos sacos de regalos! ¿Para quién serán? ¿Qué será eso tan grande? ¿Será lo que yo pedí? o ¿será lo que mi amiga pidió?
Papá ¿podemos bajar para ir con ellos? Seguro que van a Belén a ver al Niño Jesús.
Y papá me dijo:
— Bueno pero es mejor ir en el coche volando y así llegaremos antes.
Y así lo hicimos: seguimos volando hasta Belén
¡Qué suerte tuvimos llegamos a tiempo de ver al Ángel anunciando a los pastores que había nacido Jesús!
Nos acercamos al portal y sin hacer ruido me puse al lado del Niño Jesús, que estaba dormido. Pero, pronto se despertó porque llegaron los pastores cantando villancicos. Todos estábamos muy contentos y cuando llegaron los Reyes Magos hubo regalos para todos. Fue la mejor Nochebuena de mi vida. Cuando al día siguiente lo conté en el colegio no se lo creían, pero yo se que era verdad y nunca lo olvidaré.

Alejandra V. 2º EP


Dibujo realizado por Virginia, 2º EI

 

 

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EL RESFRIADO DE LOS REYES MAGOS


Se acercaba la Navidad y los Reyes Magos no se encontraban bien de salud; no hacían más que estornudar y sonarse la nariz, se ponian el termómetro varias veces al día y exclamaba Melchor:
— ¡Ooh tengo 39 grados de temperatura!
Y le respondía Gaspar:
— ¡Y yo 39 y medio!
Y Baltasar comentaba con mucha tristeza:
— ¡Qué va a ser de los niños estas Navides!


Dibujo realizado por Manuel, 3º EI


Entre estornudo y estornudo consiguieron llamar al doctor para que les diera un remedio y que les curara antes que llegara la Navidad:
— ¡Imposible! En menos de una semana no podréis estar curados- dijo el doctor.
Los Reyes Magos se pusieron muy tristes y decidieron buscar entre todos una solución para poder llevar a todo el mundo los regalos que les habían pedido los niños.
Y Melchor exclamó:
— ¡Ya está!, pediremos ayuda a la Estrella de Navidad.
Mandaron un paje donde se encontraba la Estrella que escuchó muy atenta el problema de los Reyes Magos.
La estrella le dijo al paje:
— Di a mis amigos los Reyes Magos que hablaré con el Niño Jesús y entre los dos buscaremos una solución.

El Niño Jesús y al Estrella de Navidad pensaron y pensaron hasta que encontraron la solución.
— ¡Ya esta!, exclamó el Niño Jesús, como hace mucho frío en esta época del año les vamos a regalar unas coronas mágicas para que no se enfríen las cabezas y así puedan salir todos los años en Navidad y evitar que se pongan enfermos.
La Estrella de Navidad llevó a los tres Reyes sus tres coronas y les explicó que éstas eran mágicas, y que aparte de impedir que se resfriaran les permitiría viajar por todo el mundo la noche de Reyes.
Los Reyes Magos se pusieron muy contentos agradeciendo el regalo y prometiendo que siempre la noche de Reyes sería la Noche Mágica de los niños.

Sara S. 4º EP


Dibujo realizado por Paloma, 4º EP



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EL VIAJE DE LUIS

Luis vivía en un pequeño pueblo, tenía una cabaña en las afueras. Estaba con sus tíos, pero no con sus padres. Tenía 7 años, lo cual significaba que iba a 2º de Primaria.
Todos los días se levantaba a las 7 de la mañana para ir al colegio y luego su tía María le iba a buscar a clase.
Un día se le acercaron dos chicos y le pegaron a él y a su amigo Carlos sin motivo. Luis era tan callado que no dijo nada a su tía.
Faltaba poco para NAVIDAD y además era 6 de diciembre, así que Manuel, el tío de Luis fue a cortar el abeto, mientras María hacía deliciosas galletas para todos.
La Navidad era la época que más le gustaba a Luis y por eso siempre hacía bonitas figuras de barro y hermosos cuentos.

Dibujo realizado por Carla M. 1º EP
Cuando nevaba, Luis, salía con sus tíos y su amigo Carlos a jugar con la nieve.
Faltaba una semana para Navidad y cada vez la gente se ponía más nerviosa, en el colegio se habían alterado todos. En el recreo todos aprovechaban para saltar, correr y gritar. Aprovechando este jaleo, los dos matones de antes se acercaron a Luis y le volvieron a pegar. Todos los días así, hasta que llegó el día de vacaciones. Todos salieron gritando, empujando y corriendo. Por fin llegó el día de Reyes y Luis no podía dormir, tenía que pedirles un deseo. Sus tíos se fueron a la cama, esperaron dormidos a que se hiciese de día.
Esperando y esperando Luis divisó a los Reyes Magos; de emoción abrió las ventanas de par en par y dijo:
— Hola Reyes Magos, me llamo Luis y os pido un deseo poco corriente.
— Ya lo sabemos -dijo Baltasar-, de hecho te hemos preparado una sorpresa poco corriente.
— ¿Ah sí? ¡Cuál es¡
— Primero cógeme de la mano -dijo Melchor.
Luis le cogió de la mano y salieron volando por la tarde. Entonces Melchor le dijo:
— Te vamos a enseñar los tiempos de antes.
Se oyó un ¡zas! y de repente estaban sobrevolando un pueblo con casas que tenían
tejados con paja y chimeneas de barro. Luis vio que Gaspar descendía al suelo y se plantaba enfrente de un humilde pesebre; vio que los demás hacían lo mismo.
Cuando bajaron vieron al Niño Jesús, a la Virgen y a José.

Dibujo realizado por María A. 5º EP

Luis casi no se lo creía, estaba viendo al niño Jesús. El Niño le miró y le hizo una seña. Luis obedeció y el Niño le dijo:
— Tú, Luis eres el elegido para llevar estas dos bolas de NAVIDAD que regalarás a los dos muchachos que te pegan. Cuida de ellas, porque si llegan a romperse, en ellos no actuaría el bien, sino la maldad de los hombres. Envuélvelas en un pañuelo dorado con bordes de plata, no las saques hasta el momento. ¿Entendido?
— Entendido -dijo Luis.
Los Reyes Magos devolvieron a Luis a casa, pero… ¡esa no era su época!
Luis oyó que Melchor le decía a Gaspar:
— Cabezota, despistado.
— Ahora lo arreglo, Barbas.
Gaspar nos llevó a mi tiempo y me dejó en casa.
Luis volvió al colegio, sacó la bola azul y se la dio a un chico que le pegaba, pero al coger la bola se le cayó y la magia de la Navidad hizo posible que no se rompiese y se la dio, liberando así a los chicos de la maldad que llevaban dentro de su corazón.
La otra bola quedó guardada y así seguirá para que no haya maldad en el mundo.

Clara T. 6º EP


 

 

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LA AMISTAD EN NAVIDAD


Sofía, Gonzalo y Juan fueron a pasar la Navidad a casa de sus abuelos.
Sus abuelos vivían en un pueblecito que estaba en un valle rodeado de altas montañas.
Los niños nada más llegar al pueblo se fueron a dar un paseo y a tirar bolas de nieve. Andando, andando se encontraron con una casita a las afueras del pueblo.
El jardín estaba descuidado. Los niños pensaron que esa casa estaría abandonada y entraron en el jardín a tirar bolas de nieve.


Dibujo realizado por Yaiza, 1º EI

Dibujo realizado por Sara, 1º EP

El pastor ya se estaba cansando y se asomó a la ventana y les gritó a los niños:
— ¡Iros de aquí ahora mismo!
Y los niños se fueron asustados corriendo a casa de sus abuelos.
Sus abuelos les dijeron que allí vivía un pastor con su perro Yanko , que no quería que le molestara nadie y por eso no tenía amigos en el pueblo.
Los tres hermanitos idearon un plan para que el pastor fuera más amable con los demás.
Por la noche le limpiaron el jardín y le construyeron una caseta para Yanko. Al despertarse se encontró el jardín muy limpio y que la caseta de su perro estaba construida.
El pastor pensó que habían sido los niños y fue a buscarles para darles las gracias.
Los niños le invitaron a pasar las fiestas en casa de sus abuelos.
El pastor ayudó a poner el nacimiento y cantó villancicos con toda la familia.
Esa fue la mejor navidad para el viejo pastor que consiguió por fin tener amigos. Y los tres hermanos también estaban alegres al ver feliz al pastor.


Sonsoles F. 2º EP


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LA MISTERIOSA DESAPARICIÓN


Érase una vez un pastor llamado Pedro, muy preocupado por sus pocas ovejas.
Un día se dio cuenta que había desaparecido su sombra, fue corriendo hasta un pueblo llamado Belén, y dijo sin aliento a los pocos habitantes que estaban en la plaza:
— ¡Socorro!¡ me han robado mi sombra!
Los habitantes lo tomaron por un loco y lo encarcelaron.
La celda era húmeda, sucia y oscura, al lado tenía un señor con cara de bulldog y hambriento.
Pedro le dijo:
— Hola, me llamo Pedro y soy pastor.
El misterioso señor el contestó:
— Yo me llamo Mauro y soy detective.
Pedro le dijo:
— A mí me han encarcelado porque dicen que soy un loco, solo les dije que me habían robado mi sombra, ¿y a tí?
Mauro le contestó:
— A mí, por fraude, en un caso...
Pedro le interrumpió interrogándole:
— ¿Me puedes ayudar a encontrar mi sombra?
Mauro le contestó:
— Pero, primero hay que salir de aquí.


Dibujo realizado por Javier, 3º EI

Dibujo realizado por Elena, 3º EP

Al cabo de dos meses Pedro salió de la cárcel y pagó la deuda de Mauro.
Mauro investigó e investigó pero no encontró nada.
Un día Pedro y Mauro se reunieron a interrogar a un sospechoso, que era el dueño de una posada y se encontraron por el camino un montón de pastores y lavanderas que no paraban de gritar:
— ¡Ha nacido! ¡Ha nacido!
Pedro les preguntó:
— ¿Quién ha nacido?
La gente le contestó:
— Ha nacido Jesús, el prometido por Dios.
Pedro y Mauro siguieron a sus nuevos amigos y cuando llegaron a un pesebre con mucha paja, vieron a un niño muy adorable, y un señor bajito le dio una caja a su madre María.

María se quedó muy sorprendida, al ver aquel regalo. Y es que cuando lo abrió salió como una ráfaga de humo riéndose a carcajadas y se escuchó una voz que decía:
— ¡Ja, ja, ja, soy la sombre de Pedro y estoy contento porque ha nacido Jesús! ¡Yo también vengo a conocerle!
Pedro se puso muy contento de haber encontrado a su sombra y a Jesús a la vez.
Mauro no encontró a Jesús pero encontró un viejo amigo.

Germán M. 4º EP

 

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LA NAVIDAD EN BELÉN



Dibujo realizado por Marta, 1º EP

Esta historia sucedió durante las Navidades pasadas. Ocurrió en la ciudad de Belén y los protagonistas son Pedro, Omar, Alicia y más niños. Estos tres amigos están esperando ilusionados la gran fiesta de la Navidad, pero aunque ellos viven en una ciudad árabe, son buenos cristianos, y en el orfanato donde viven, las monjas que les cuidan les han enseñando a querer a Jesús y a la Virgen.
Todos los años en estas fechas comienzan a poner el nacimiento y es un momento de alegría para todos los niños ayudar en todo lo que sea necesario, sobre todo para Pedro, ya que tiene 10 años y es el mayor de todos.
También ensayan villancicos, que cantarán en la Nochebuena, y aunque este año los militares no van a dejar a los cristianos ir al sitio donde nació Jesús, si lo harán en la sencilla capilla del orfanato.

La tarde de Nochebuena volvían Pedro, Omar y Alicia de la escuela.
Por el camino se encontraron a un matrimonio con su bebé, que apenas tenía un mes. Les preguntaron si conocían algún hotel para pasar la noche porque estaban muy cansados y no encontraban sitio para descansar,
Pedro les contestó que no conocían ningún hotel, pero Alicia aunque tenia solo seis años vio enseguida la cara de tristeza de la familia y tirando del brazo a Pedro, dijo que podían ir al orfanato que seguro que sor María, su cuidadora se le ocurriría alguna idea genial.
¡Como no! Enseguida les hicieron un hueco y repartieron su cena con ellos, que aunque era humilde, les supo a gloria.
Cuando acabaron de cenar llamaron a la puerta y no os podéis imaginar la alegría de todos los niños cuando vieron llegar a un autobús de turistas españoles que les llevaban ropa, zapatos, libros y como no juguetes.
Todos se pusieron a cantar villancicos y Alicia le dijo a Pedro al oído:
— "Fíjate, Pedro, aquí tenemos a la Virgen con su Hijo y a los Reyes Magos"

Francisco A. 4º EP



Dibujo realizado por Sara, 1º EI

 

 

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LA NAVIDAD EN FAMILIA


Dibujo realizado por Beatriz, 2º EI
Érase una vez, cuatro hermanos que vivían con sus padres, en Burgos. El día de Reyes se acercaba. Ya era 31 de diciembre y, como faltaban 3 horas para las doce, en toda la casa reinaba el ajetreo típico de esos días. Los niños estaban muy contentos porque esa noche recibirían un montón de regalos. Así pasaron los días, los niños estaban deseando que llegara la fecha tan especial para ellos.
Por fin la noche del 5 de enero, los niños no tardaron en vestirse bien abrigados, para aguantar de pie toda la cabalgata y poder ver bien a los Reyes cuando pasaran.
Esa noche, los niños, se fueron a la cama pronto y enseguida se durmieron.
A la mañana siguiente, se levantaron temprano, y después de despertar a sus padres, fueron corriendo al salón para abrir los regalos.
Aquella mañana todo era perfecto para ellos hasta que abrieron los paquetes… En cada uno había un regalo si, pero además un pliego con el nombre de cada niño. Los abrieron y leyeron lo que había escrito en ellos: VE ANDEN TUERCE DESTINO.
Los niños se quedaron muy sorprendidos y decidieron que, aunque ya poco hablaban con la familia, éste era un buen momento para pedir consejo. Pero al llamar descubrieron que a todos les había pasado lo mismo.
Al más anciano de la familia se le ocurrió juntarse y ver qué era lo que ponía el mensaje y así lo hicieron.
Descubrieron que eran unas instrucciones para ir a un sitio.
Como el viaje era largo, prepararon maletas con pocas cosas para evitar peso.
A la hora que habían quedado, entraron en el tren. El viaje comenzó sin incidentes pero a las dos horas el tren se paró; fue por culpa del motor, que se había estropeado.

Dibujo realizado por Laura R. 3º EP

Dibujo realizado por Francisco, 1º EI
De repente la locomotora se detuvo junto al tren y recogió a la familia y se adentró en un túnel que más tarde desapareció. La locomotora apareció en un camino que pasaba cerca de un pueblo muy pobre; ya no avanzaba por raíles sino por un barrizal.
Cuando llegaron al pueblo, la locomotora paró frente a un pobre pesebre del que salía el llanto de un niño.
Como parecía estar solo, Blanca, Marina y Azucena, que eran hermanas, entraron y vieron a un niño en una cunita en la que ponía Jesús. Seguía sin venir nadie y como el niño no callaba, las niñas se organizaron para intentar calmarlo; Claudia, su madre, entró y le dio un biberón para alimentarlo. Cuando Blanca tenía en brazos al niño dormido, entraron dos personas que les hicieron varias preguntas. Las chicas respondieron a todas y luego les preguntaron quién eran y al hacerlo se dieron cuenta de que habían ido a parar al hogar de la Virgen María, san José y el Niño Jesús.
Se ofrecieron gustosas a cuidar al Niño mientras llegaba la locomotora.
Pasaron los días y la ropa limpia se les acabó. María midió a cada una de las hermanas y confeccionó 6 trajes iguales. Cuando las niñas se los probaron, les parecieron muy bonitos.
De vez en cuando una de ellas y María iban al pueblo a preguntar si alguien había visto la locomotora, pero nada, como si se la hubiera tragado la tierra.
Cierto día, Blanca miró su reloj y pegó un grito: ¡ día 9 de enero y ellas allí atrapadas sin poder ir al colegio! No había nada que hacer.
El día 15 llegó la locomotora con Melchor a bordo, el cual se lo explicó todo:
— Os he puesto a prueba para juntar a la familia.
Unos minutos después se encontraron en su casa y nunca lo olvidaron.

Marina C. 6º EP


Dibujo realizado por Juan, 3º EI

 

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LA NAVIDAD ES COMPARTIR



Dibujo realizado por Jesús, 3º EI
Aquella noche Julián no conseguía dormirse; no porque no tuviera sueño, sino porque esa noche era la de Reyes.
Julián daba vueltas en la cama, pero no conseguía conciliar el sueño. Pensaba en las cosas que mañana tendría debajo del árbol. El había pedido un montón de cosas: un coche de juguete, un libro, un videojuego, una película…
A Julián no se le ocurrió otra cosa que contar ovejitas para dormirse: una, dos, tres,… ¡bah, demasiado aburrido!
Empezó a hacer abdominales pero pronto se cansó. Después de una hora consiguió dormirse. A la mañana siguiente, Julián se despertó más pronto de lo normal.
Salió corriendo de su cama y corrió al salón. Lo que encontró allí le dejó de piedra: había tres torres de regalos, una para su madre, una para su padre y otra para su hermana y para él…¡para él no había nada!
Julián pensó que seguía dormido, pero sabía perfectamente que estaba despierto.
Corrió hacia su zapato y en él había una nota que decía así:

REÚNETE CONMIGO EN LA PLAZA MAYOR A LAS 9:00
Melchor

Eran las 8:30, Julián se puso una chaqueta y sus deportivas y salió de casa.
Hacía frío y no había nadie por la calle. A las 8:58 Julián ya estaba en la plaza. Cuando el reloj marcó las 9 en punto, Melchor apareció de la nada.


Dibujo realizado por Andrea S.,1º EP

Dibujo realizado por David, 1º EI
— ¿Sabes por qué estás aquí? -le preguntó Melchor.
— No, -fue la respuesta del niño.
— Porque no te he traído nada y quiero llevarte al pasado, en el que tendrás la respuesta a tu pregunta.
De repente, todo comenzó a dar vueltas, Julián despegó y cerró los ojos.
Cuando sintió la tierra a sus pies, abrió los ojos. Ya no estaba en la plaza, sino en un mercado de hace cientos de años.
Tampoco tenía su pijama, ahora vestía una túnica como la gente del lugar…
En el mercado había un niño llorando, pero nadie le prestaba atención. Entre la gente apareció un niño de unos 12 años. Julián supo que ese niño era Jesús. Aquel niño se acercó al que lloraba y lo consoló.
Julián nunca habría hecho eso, habría pasado de largo, como todos los demás.
El suelo comenzó a girar de nuevo. Apareció en el mismo mercado pero con unos cuantos años más. Allí estaba Jesús, en esta ocasión tenía unos 22 años.
Por todo el mercada había gente pidiendo limosna.
Jesús compró comida y la repartió entre los necesitados. Julián se quedó asombrado, él nunca habría hecho eso (la verdad es que Julián era muy avaricioso).
El suelo giró y Julián apareció en la plaza.
— ¿Comprendes por qué no te he traído nada? -le preguntó Melchor.
— Si, ya lo entiendo. Jesús siempre ayudaba a la gente y compartía lo que tenía, yo nunca hago eso.
Ayudar y compartir es el sentido de la Navidad, no los regalos.
— Bien, ya lo has aprendido. Ahora, puedes volver a casa. En el salón encontrarás algún regalito.
— Gracias, y a partir de ahora compartiré y ayudaré a la gente

Camino V. 6º EP


Dibujo realizado por Fernando, 1º EP

 

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LOS TESOROS DEL AYER


Lara es una niña alta, más bien flaca, y morenita. Es mimosa, aunque de vez en cuando se enfade por cualquier bromita que le gasten sus compañeros. Digamos que es una niña como cualquier persona normal, con sus virtudes y sus defectos. Aunque de todos sus defectos hay uno que le hizo cambiar su forma de ver la vida.

Dibujo realizado por Ignacio, 2º EI
Hola, soy la chica que os ha empezado a contar la historia. Una chica como ella, normal.
Esta historia la voy a contar, tal como me la contaron, o mejor dicho, me la contó. Si esta carta (o cuento) cayera en manos equivocadas brr…No me imagino lo que sucedería. Sé que me vais a decir porqué os he escogido a vosotros, os lo diré. Soy amiga de Lara, y como no nos conocéis no creo que ocurra nada. ¡Pero basta de hablar tanto! Empezaré desde…¡Mecachis! ¡Ahora ya no sé cómo ni dónde empezar! Creo que lo mejor será empezar por la víspera de Navidad. Sí, por ahí empezaré.
No hace mucho tiempo (5 años, o algo parecido) vivía en una gran ciudad una niña llamada Lara. Tenía muchos amigos, y algún que otro enemigo, muerto de envidia por lo fácil que hacía amistades.
Para sus padres era la niña modelo. Aunque hay gente que dijera que eso era porque no tenía hermanos que la superaran.
Pero en realidad tenía un defecto. Era demasiado moderna. Odiaba todo lo antiguo y los museos, ruinas y castillos. Pero lo que más odiaba era la alegría de la Navidad, mejor dicho, las preparaciones.
Este año sus padres, sabiendo que iba a tener un problema estando todo el tiempo en casa, la sacaron a la calle.
La mayor parte del tiempo iba mirando al suelo ya que la calle estaba llena de adornos de Navidad. Ella, naturalmente, no los soportaba. Lo único que hacía era pararse en las tiendas de tecnología, música u otras cosas avanzadas. Al ver que no iban a poder con su fobia a la Navidad, la dejaron sola. Por fin me dejan a gusto -pensó Lara.


Dibujo realizado por Guillermo, 2º EI
La gente pasaba, algunos con ropas que no iba con la moda de ahora. "Menuda gente"- pensó.
De repente se encontró con Luis, un compañero y amigo de clase. Él al verla sola decidió invitarla a su casa; ella aceptó.
Allí su madre estaba con un delantal de su abuela, su padre con unas zapatillas muy antiguas; y el piso crujía con el peso de los dos niños, ya que era de madera.
— "Menudo asco de casa, tienes, ¿no?" -le dijo.
— Tú serás rica", le dijo Luis, pero nosotros no tenemos tanto dinero. Tú no crees en la Navidad y Dios y Jesús no te ayudarán en tu camino -le dijo Luis.
— Si me das la tabarra me voy.

Dibujo realizado por Cristina P., 5º EP
Dios por el mal trato que Lara había dado a Luis, decidió darle un escarmiento. Por la calle se encontró con unas gafas superchulas, como le gustaban a ella. Se las puso y todo a su alrededor se oscureció durante un par de minutos. Cuando volvió a la normalidad no se lo podía creer. ¡ Estaba todo en blanco y negro! Las calles eran antiguas, no había ni gota de tecnología, y no había sitio donde no hubiera adornos de Navidad. ¡Había retrocedido en el tiempo! Se desmayó.
Cuando se despertó, empezó a preguntar a las personas a su alrededor.
Una señora le explicó, lo que había sucedido. Había sido castigada y tendría que vivir 50 años atrás de su época. Lara se echó a llorar. De repente vio lo que pedían sus padres, la cogieron y se la llevaron.
Estuvo algún tiempo viviendo en ese siglo. Tenía que lavar los platos a mano, porque no había lavavajillas, tampoco lavadora… ¿Cuándo acabará esta pesadilla?, pensaba.
Una vez subiendo al desván encontró una preciosa cajita de música. La abrió y salieron papa Noel y una mujer a su lado bailando.
La música que sonaba era antigua, pero no le importó. Al principio, sí, claro. Pero cuando terminó la canción, su boca hizo una bonita sonrisa.
Dios pensó que ya había aprendido la lección y la devolvió a su época.
¡Qué contenta se puso!
Pero no volvió a ser la misma. Sí seguía siendo simpática, flaca, alta y morenita, pero le encantaban las antigüedades.
Un día subió a su desván y encontró su cajita de música. Con una gran sonrisa, la cogió y la guardó como un tesoro.

Esther B. 6º EP


Dibujo realizado por María, 2º EI

 

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PONIENDO EL BELÉN


Es el día de Nochebuena. Se oye mucho ruido en casa, todo el mundo está alborotado.
— ¡Venga chicos, va a ser un largo día!- dice mamá.
— Aquí pasa algo - piensa Pau- la mamá está muy seria.
— ¿Qué pasa papá? ¿Hay algún problema?
— Se ha perdido- dice papá- y no lo encontramos por ninguna parte el nacimiento que el abuelo regaló a tu madre y que él mismo había hecho.
Además este año el abuelo tenía que trabajar y no podía ir a cenar.
— Papá vamos a mi cuarto tengo una idea.
Estuvieron toda la tarde encerrados.
De pronto se oyó el timbre. Era la abuela que venía a cenar.


Dibujo realizado por Claudia G. 3º EI
 

Traía una enorme caja en sus manos.
— ¡Vamos abuela! Estábamos poniendo el Belén de plastilina que hemos hecho papá y yo. Mamá está triste porque no encuentra el suyo. Queremos que se alegre.

Cuando terminan, la abuela sonríe y abre la caja. Allí estaba el nacimiento de mamá. La abuela le había arreglado y pintado para darle una sorpresa a mamá.
Entra de golpe en el salón mamá y dice:
— El abuelo viene ahora ¡le han dado la noche libre! ¿Qué es esto? ¡Vaya sorpresa!¡Ahora si será buena noche, feliz Navidad a todos!


Jimena S. 2º EP


Cuentos de Navidad 2005

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