«Que
JESÚS haga presente su PAZ y su LUZ en el mundo»
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Cuentos
de NAVIDAD
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Nacimiento realizado con plastilina por Lucía G. Premiado en el XLVIII Certamen navideño Caja Círculo. Burgos |
Aguardiente, turrón y chocolate
Navidad,
bonita palabra, sólo con mencionarla ya da alegría y felicidad.
En mi cuento os voy a relatar que hasta una humilde familia con lo sencilla que pueda ser, también pude celebrar su Navidad. En un lejano pueblo de las entrañas de Galicia, vivía una familia: un padre José, una madre Yolanda y sus tres hijos, llamados Yolanda, Adrián y Óscar. El padre vive del ganado y de las tierras, la madre se ocupa de sus tres hijos enseñándoles a leer y a escribir. Eran tan pobres que no tenían para comprar ni los libros del colegio. Mientras los niños son pequeños, intentan evitar el día 25 que es Navidad y apenas lo mencionan. La madre le comenta al padre que ya va siendo hora de que les explique a sus hijos lo que es la Navidad. |
El
padre le dice: |
Hablan
con su madre y está de acuerdo, pues madera donde viven sobra,
le sale gratis.
Llega el esperado día, lo poco que hay en la mesa lo reparten entre todos con alegría y en el postre los niños disfrutan del turrón, la madre del chocolate y el padre viéndoles tan felices, disfruta de su familia. Luego regalan la tacita de madera que está hecha con cariño para que tome su aguardiente por las mañanas. Aquel hombre, duro y fuerte del campo, que tantas cosas buenas quería para su familia se emocionó y lloró. Con este cuento quiero contar y explicar que en fechas concretas, una familia puede ser feliz por lo que es, no sólo por lo que tiene. Yolanda P. 4º E.P. |
En
el año 3000, unos días antes de Navidad, la gente estaba
como loca. Que si compras en la Luna, que si viajes a Marte, que si regalos,
comida, adornos
Los niños pedían montones de juguetes: la Play Station 3000, el robot que lo hacía todo, naves espaciales para darse una vueltecita por el universo, máquinas para transformarse en cualquier cosa, etc. Sólo había un hombre en toda la Tierra que odiaba todo ese jaleo. Cuando llegaban esas fechas se encerraba en su casa voladora y no salía de ella hasta mediados de enero. Era un anciano, de unos 185 años, que se llamaba P6-184; le gustaba vestir trajes espaciales de colores brillantes. Este hombre era un sabio y había inventado y descubierto grandes cosas, entre ellas la más importante de todas había sido el descubrimiento del planeta Wik, donde además había vida inteligente; también había inventado máquinas de todo tipo para ayudar a las personas. El nuevo proyecto que quería lograr era inventar un transportador de cosas al futuro (TCF) y esto era debido a que nadie en este milenio creía en la Navidad, su idea era mandar al futuro un mensaje para que en ese tiempo futuro nadie volviera a cometer el mismo error que en la actualidad. Él recordaba haber cantado villancicos delante del portal de Belén, reunirse con su familia en la cena de Nochebuena, ayudar a los más necesitados y también, cuando era pequeño, recibir la visita de los Reyes Magos. |
Quería
que en el futuro las personas volvieran a tener ese espíritu navideño
que se había perdido; ahora solo se pensaba en los regalos. El
niño Jesús ya no nacía cada año, los Reyes
Magos habían muerto y nadie se acordaba de lo que era la Navidad
ni de su significado. |
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Cuando
se quedó solo pensó qué podía mandar al futuro.
Se decidió por un chip informático y empezó a grabar
en él diciendo: |
Intentad
celebrar la Navidad así sin pensar en que los regalos es lo más
importante y tendréis una buena recompensa. Me despido diciendo
"FELIZ NAVIDAD PARA TODOS". Sara S. 6º E. P. |
Apagón
estelar
Los
pastores se agrupaban delante del pesebre. Cada uno de ellos traía
un regalo, traían desde un cuco hasta una garrafa de leche. De
repente el agudo piar del cuco hizo silencio ante la multitud.
María dijo inquieta por el retraso: ¿Qué les habrá pasado a los Reyes Magos? Son las cinco de la mañana. ¿Es que no les da vergüenza hacer que pongan en la Biblia que van a llegar a las tres y media? José dijo: Habrán perdido la señal de la estrella. María agobiada salió a tomar el aire mientras José atendía a los pastores impacientes por ver al Niño. Al cabo de un rato María entró en el pesebre asustada diciendo: ¡No está! ¡No está! ¡Ha desaparecido! José, sorprendido por la actuacion extraña de María, preguntó: ¿Qué es lo que ha desaparecido? María asustada contestó tartamudeando: L-l-la-estre-lla-a. |
Dibujo premiado con un Accésit (Categoría B), en el XXVIII Concurso de Tarjetas de Navidad convocado por Caja de Burgos. |
María
se tranquilizó.
José dijo: ¿Qué estrella? María le contestó mientras cogía un pañuelo: La estrella fugaz que guía a los Reyes Magos, ya no le podrán traer regalos al Niño. José se subió a una piedra para decir: ¿Alguien de aquí tiene un móvil? Mariano contestó muy rápido: Yo, aquí está. Ten cuidado que es nuevo. José cogió el artilugio, cogió la guía de teléfonos, hasta encontrar cielo. Entonces José empezó a marcar "003203195". Rápidamente le atendieron: Telecielo, ¿digame? José contestó: Perdone, soy José y busco un ingeniero estelar. Telecielo contestó: Ahora mismo le paso con Eugenio, espere. Le dejaron esperando con la famosa cancioncita de : "Jingle bells, jingle bells" De repente una voz grave le decía. Sí, ¿quién es? José contestó agobiado de tanto esperar: Soy José y tenía un pedido, ese pedido consistía en que los Reyes Magos tenían que venir en la madrugada del día 4 de enero a las 3:30 y ese pedido no se ha cumplido, así que quisiera obtener explicaciones... |
Eugenio
le contestó rápidamente mirando por el telescopio:
Perdone las molestias, pero... es que... creo que nos han robado la estrella fugaz que les guiaba. José intentando aclarar el caso dijo: Eso ya me he dado cuenta, lo que quiero decir es que a una multinacional como vosotros, pueden robaros uno de vuestros bienes más preciados. ¡No lo puedo creer! Eugenio intentó dar explicaciones: Creemos que el robo se ha realizado por el día burlando los sistemas de seguridad nocturnos. Hasta el momento eso es todo. Contrataremos a los mejores detectives. José colgó inmediatamente, se puso el abrigo, cogió las llaves del coche, se montó y se dirigió a los juzgados. Allí contrató al detective que resolvió el hurto de las pajitas del Niño Jesús. Se llamaba Emilio. |
Emilio
y José llamaron al cielo:
Telecielo, ¿dígame? José dijo: Soy José, es muy importante. Póngame con Dios.¡Ah! No me ponga como música de espera la canción de "Jingle bells". En un periquete Dios se puso al teléfono: José, ¿qué tal van las cosas por ahí? José contestó: No muy bien, los Reyes Magos no llegan porque han robado la estrella que les tenía que guiar. Te llamábamos para que nos permitas subir al cielo a Emilio y a mí. Dijo sin preocupación: Vale, podéis subir cuando queráis. Os he mandado una nube para que subáis. |
Entonces
una nube se les acercó, se montaron y subieron al cielo. Una vez
arriba se dirigieron a la zona del robo. Emilio y José registraron
el cielo con la ayuda de un ángel. Buscaron por todas partes y
vieron una nube grande de la que salía un gran resplandor. Emilio
extrañado dijo: Germán M. 6º E. P. (2º Premio, Categoría D, en el XXVIII Concurso de Cuentos de Navidad, convocado por Caja de Burgos) |
Hace 3 años Bester visitó nuestro planeta. Yo conocí su historia y ahora os voy a relatar la segunda parte.
Bester y sus padres echaban de menos a sus amigos terrestres y decidieron volver.
Bester vuelve a la Tierra
Segunda parte
Una
vez el equipaje hecho, subieron a la nave que estaba envuelta con todos
los papeles de regalo que habían recibido de sus amigos de la Tierra
desde hacía tres años.
Decidieron traerles un regalo especial de Navidad, decidieron traerles algo que a los humanos les hacía falta: LA PAZ. En su planeta todos se respetan y se admiten tal y como son, sin embargo, en nuestro planeta nos falta todo eso: hay guerras, los países ricos no quieren dar dinero a los países pobres... Es un desastre. Bester y sus padres decidieron invitar a sus amigos de la Tierra a pasar las Navidades en Marte. Aterrizaron en el jardín de sus amigos y les recibieron con abrazos y besos. Bester dijo: ¡Hola amigos! Venimos a deciros si queréis pasar las navidades en nuestro planeta. La familia muy orgullosa aceptó con entusiasmo y pusieron rumbo a Marte. Una vez allí, a la familia le pareció un poco raro pero al cabo de un rato todos se acostumbraron. Durante la cena conocieron a sus vecinos del planeta Plutón y Saturno. Los de Plutón eran de color azul y los de Saturno de color rojo y verde. ¿Les gustan los erizos de Eris? No los hemos probado nunca, pero nos apetecerá probarlos. Os habéis quedado con hambre? Tenemos sopa de cardos de Ceres. |
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Probaron
todos los platos de cada planeta y una vez terminada la cena con los postres
de Urano, la familia dijo que se había olvidado una cosa en la
nave. Marco B. 6º E. P. |
El árbol de NAVIDAD
Este
año hemos comprado un árbol de Navidad. No cabía
en el coche y lo hemos llevado a casa por la calle, mis padres, mi hermano
y yo. |
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Nos
dio las gracias y un beso a todos. Y colorín, colorado este cuento se ha acabado. Marcos A. 2º E. P. (Accésit, Categoría B, en el XXVIII Concurso de Cuentos de Navidad, convocado por Caja de Burgos) |
El belén de Pedro
La
Navidad estaba muy cerca y a Pedro le tocaba montar el belén como
todos los años. Llegó el día y entre todos se dedicaron
a ponerlo. |
Icíar P. 2º E. P. |
El mejor regalo
Un
fuerte movimiento agitó la caja en la que vivía el muñeco
de nieve que año tras año colgaba del árbol de Navidad.
El sueño anual había terminado y ahora le tocaba trabajar
durante unos días, alegrando las fiestas navideñas junto
con los otros adornos del árbol, el espumillón, las bolas,
el Papá Noel, las luces, etc. El muñeco de nieve se desperezó
y aguardó a que alguien abriera la caja, entrase la luz en ella
y a que una mano infantil le cogiera para colocarlo en el abeto de todos
los años.
Al muñeco de nieve le gustaba la Navidad. Desde su puesto en el árbol disfrutaba de la alegría y de la unión de la familia que vivía en la casa, de los villancicos que los niños cantaban, de la cena familiar de Nochebuena y de la fiesta de Nochevieja y era el primero en conocer los regalos que se dejaban al pie del abeto para Miguel, el padre, y Elena, la madre, y para los hijos y la abuelita. Desde el árbol podía ver el portal de Belén que los dueños de la casa colocaban en la mesa del cuarto de estar con la Virgen, San José y el Niño Jesús, así como la burra, el buey y los Reyes Magos. |
Elena,
la madre de la familia, abrió por fin la caja en la que el año
anterior había guardado las figuras y una luz artificial la invadió.
Pronto la mano infantil de Cristina, la hija pequeña, rebuscó
en la caja y fue sacando una por una las figuritas que en ella había,
hasta que le tocó el turno al muñeco de nieve. Ya fuera
de la caja, el muñeco fue colgado en el abeto junto con las figuras
de años anteriores, a las que saludó, y a las que se sumaron
otras nuevas adquiridas días antes, una estrella roja y con purpurina
blanca, una caja de regalos y un trineo a los que el muñeco de
nieve les dio la bienvenida y les contó sus experiencias de años
anteriores como la del año aquel en que el presentador de la televisión
se equivocó al contar las campanadas de fin de año.
Cuando terminaron Elena y Cristina de adornar el árbol, éste estaba perfecto y todas las figuras en su sitio. La Navidad había comenzado. |
Sin
embargo, este año el muñeco de nieve echó en falta
la presencia de Juan, uno de los hijos de Elena y Miguel. Juan era militar
de profesión y desempeñaba su trabajo realizando labores
de ayuda en el tercer mundo (terremotos, inundaciones, catástrofes,
accidentes, etc.). En estas fechas Juan se encontraba muy lejos, en uno
de los países árabes donde no se celebra la Navidad. Pronto
pudo observar como, a pesar de estar la habitación ordenada como
otros años, no reinaba la alegría habitual en estas fiestas,
pues todos echaban de menos a Juan. Había menos risas, apenas se
cantaban villancicos y todos tenían una cara de cierta tristeza.
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Así
fueron pasando los días y acercándose la Nochebuena. El
24 de Diciembre, por la noche, todos cenaron casi en silencio y las pocas
palabras que se dijeron fueron para recordar al hijo ausente. Pronto todos
se fueron a la cama, quedando los regalos al pie del abeto para ser abiertos
por sus destinatarios al día siguiente.
Al día siguiente, pronto, Elena, Miguel, Cristina y la abuela se levantaron y comenzaron a abrir los regalos sin mucha ilusión, pensando todos y cada uno de ellos en Juan que por vez primera no iba a pasar las fiestas con la familia. A media mañana el muñeco de nieve oyó como se recibía una llamada telefónica que fue atendida por Elena y como ésta gritaba y lloraba, pero no de tristeza, sino de alegría. Elena llamó a toda la familia y les dijo que Juan acababa de llamar y que le habían dado un permiso para pasar la Navidad con la familia, que acababa de llegar a Madrid y que se desplazaba desde el aeropuerto a casa. |
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A la hora de comer, sonó el timbre de la puerta y apareció Juan vestido de Papá Noel, cargando sobre sus hombros un saco del que empezó a sacar regalos. Éste para su hermana Cristina, éste para su padre Miguel, éste para la abuelita y éste para su madre Elena, sin embargo el mayor regalo que trajo para todos fue su presencia en casa. Ahora sí que era Navidad, sí que volvieron los villancicos y la alegría como todos los demás años y el muñeco de nieve tendría una nueva experiencia que contar a sus compañeros del árbol el próximo año. ¡FELIZ NAVIDAD PARA TODOS! fue la frase que más se repitió durante el resto de los días y esta vez sin duda alguna. Alejandro M. 6º E. P. |
El turrón mágico
Un
día en que la nieve cubría los suelos de blanco, junto
al puesto de castañas de la Plaza Mayor se instaló una
señora que vendía turrón de fabricación
propia. Iba vestida de harapos y tenía los zapatos rotos, pero
en sus ojos se reflejaba la felicidad, a pesar de no tener ninguna de
las cosas que a casi todo el mundo le sobran. |
Los
chavales ayudaron a pasar a un ciego a la otra calle, a una anciana
que iba cargada del bolsas, la ayudaron a llevar su compra a casa, en
el autobús dejaban a las personas mayores sentarse en su asiento,
a las palomas con las que antes se divertían tirándoles
piedras, ahora veían a una paloma herida y la llevaban a su casa
para poder cuidarla y curarla. Ana S. 3º E.P.. |
Esencia de amor
Dibujo premiado con un Accésit (Categoría C), en el XXVIII Concurso de Tarjetas de Navidad convocado por Caja de Burgos. |
En una ciudad llamada Pöskka, pasó algo inesperado en unas navidades no muy lejanas. Pöskka, una ciudad como cualquier otra, llegó como todos los años la NAVIDAD. Pero ese año era distinto; la Navidad no llegaba a las calles, ni a las casas y tampoco a las personas. En la central de "DUENDES DEFENSORES DE LA NAVIDAD" el ambiente era un caos, todos buscaban, investigaban día y noche. ¡No paraban! Todos opinaban cosas distintas. No sabían qué hacer; estaban muy disgustados pues no cumplían con su deber de salvar la Navidad y era para lo que habían sido contratados. Mientras, Pöskka seguía igual, sin llegar la Navidad. Todo eran caras largas y tristeza. |
En
la central "DUENDES DEFENSORES DE LA NAVIDAD" decidieron llamar
a Kirim, uno de los duendes más joven y sobre todo más
sabio. |
Pocos
días después en Pöskka llegó un año
más la Navidad. Ahora sí que estaban felices todos los
duendes de la central DUENDES DEFENSORES DE LA NAVIDAD". Espero no necesitarlo nunca, pero por si acaso Lo tengo muy bien guardado. Ana Marta E. 6º E. P. |
La estrella de NAVIDAD
Desde
hacía ya más de dos mil años, todas las noches del
24 de diciembre acudía sin falta a su cita con toda la gente de
la tierra. Era la "Estrella de Navidad" que anunciaba a todo
el mundo que Jesús había nacido. Como era la más
antigua de todas las estrellas del cielo, le habían encargado por
orden de la reina de todas las estrellas, dar clases de brillo al resto
de las estrellas en la escuela del cielo. Todos los días, en la
escuela del cielo, reunía a las jovencitas alrededor suyo y les
explicaba lo bonito que era el cielo en navidad por la noche, sobre todo
cuando casi no había nubes.
Esas noches las estrellas eran las protagonistas en el cielo, junto con la luna, pues con su brillo iluminaban a la gente en la oscuridad de la noche de Navidad. Esa noche brillaban lo más posible, mucho más que cualquier otra noche. Después de tantísimos años, ya había enseñado a brillar a más de mil millones de estrellas. Pero, ya se estaba haciendo mayor, y cada año le costaba más y más brillar de aquella forma tan especial el día de Navidad. Ella no quería quejarse porque pretendía dar ejemplo a las estrellas más pequeñas, pero este año casi no tenía fuerzas. |
Susana G. 4º E.P. |
La
Navidad bajo el mar
En
el fondo del mar todo estaba muy tranquilo. Los peces nadaban arriba y
abajo, jugando los más grandes con los chiquitines. de repente,
un pez dio un salto y salió a la superficie. Se quedó tan
sorprendido de las luces que brillaban que fue a curiosear. María Luisa G. 2º E. P. (Accésit, Categoría B, en el XXVIII Concurso de Cuentos de Navidad, convocado por Caja de Burgos) |
La Navidad en TODOSALEBIEN
Celia
era una niña de 9 años que deseaba unas felices Navidades
para todo el mundo. |
Celia
estaba tan fascinada que pensó que le gustaría vivir así
la Navidad. Celia T. 4º E.P. |
Laura
y el muñeco de nieve
Érase
una vez una niña que se llamaba Laura. Era Navidad y su jardín
estaba helado y lleno de nieve.
Un día que había nevado mucho, decidió salir, pero muy, muy bien abrigada. Al salir, vio que había mucha nieve y decidió que podía hacer el muñeco de nieve más grande del mundo.O al menos intentarlo. Pues había oído que había un concurso de muñecos de nieve y, ya de paso, podría presentarle. Primero empezó por una bola, y como tenía que ser la primera parte del cuerpo, tendría que ser muy grande, ya que si quería hacer un muñeco de nieve gigante, tendría que hacerlo todo muy grande. Empezó a hacer una bola, después la agrnadó y, al final se hizo muy grande hasta que, por fin, lo consiguió. Así hizo con todas las demás bolas. Luego dijo: Ya sólo me faltan los accesorios. Se fue a la cocina y cogió las siguientes cosas: una zanahoria, unos cuantos botones, dos ramas secas (su madre las usaba para encender la chimenea), una escoba y un sombrero. |
Elena C. 4º E. P. |
Los ángeles de la Navidad
Llega
la Navidad en diciembre, las calles iluminadas, las figuritas en los belenes,
los pinos decorados, en casa los turrones, las uvas en el frutero, los
regalos en los escaparates, todos esperamos con alegría la Navidad.
Un día estaba decorando el pino de Navidad en mi casa y abrí una cajita donde estaban muchos ángeles de diferentes colores. Los ángeles me ayudaron a decorar los lazos, los renos, las luces... Todos los ángeles eran de colores: azul, verde, amarillo, naranja, rosa, rojo, morado, ellos también me ayudaron a poner el portal de belén. |
El
ángel azul me ayudó a vestir la Virgen de azul, el ángel
blanco me ayudó a vestir al Niño Jesús, el verde
me ayudó a vestir a José de verde, el ángel rojo
me ayudó a vestir a los Reyes de rojo. Carlos M. 4º E. P. |
Papá Noel no encuentra su trineo
Papá
Noel es un señor gordinflón, con un abrigo muy largo y con
una barba gigante. Bueno vamos al grano, tenía una desgracia: ¡Había
desaparecido su trineo! Papá Noel decía:
Yo creo que lo metí en el garaje, la última Navidad. En Napapadis reinaba el caos. Ese vehículo en malas manos no puede ser nada bueno, ¡quién puede haberlo hecho? mmm...no tengo ni la menor idea de quién puede haber sido, voy a llamar a dos niños. Los niños se llamaban Julio y Marta. Julio y Marta no tenían aún ninguna solución y estaban en el día 22 de diciembre. Por la noche empezaron a hacer otro trineo, el 23 de diciembre estuvo terminado, pero no era mucho de fiar. En el Navieropuerto hicieron las primeras pruebas con los renos, pero estaban muy cansados y cada vez era más de noche. Julio, Marta, dos duendes y Papá Noel pensaron y pensaron...y se les ocurrió una idea: ¿Por qué no cogemos el antiguo trineo? ¡Vale, vale! |
Todos
se pusieron manos a la obra y reconstruyeron el antiguo trineo. Éste
funcionaba con los humanos que pensaban en él y el marcacreyentes
estaba en el uno, así no podría repartir todos los regalos
ese día. Así que Julio y Marta dijeron: Carlos G. 4º E. P. |
Una estrella diferente
Había
una vez en el cielo una estrella. Era diferente a todas las demás.
La estrella tenía una cola larga y dorada. El resto de las estrellas
no querían estar con ella, por ser diferente. Nunca la invitaban
a sus fiestas ni a sus cumpleaños. Siempre se burlaban y se reían
de ella.
La estrella siempre estaba muy triste y muy sola. A ella la gustaría estar y jugar con las demás estrellas. |
Una
noche, todas estaban en una fiesta. La estrella diferente estaba mirando
hacia la Tierra. Marina M. 2º E.P. |
Una
estrella muy curiosa
Esta
es la historia de una estrellita que se llamaba Platita. Vivía
con sus papás en el cielo. Un día su mamá le dijo:
Platita, me voy a hacer un recado. Tengo que preparar un viaje y tardaré un rato en volver. Pórtate muy bien, juega con las estrellas que estén cerca y no te alejes de casa. Platita dijo: Sí mamá no te preocupes. Pero no encontraba a sus amigos y pensó: si me alejo un poco más no pasará nada. Pero era tan curiosa que siguió avanzando y ... de repente notó que una fuerza la empujaba hasta chocar con algo muy duro. El suelo. Había llegado a la Tierra. Pero, pero ¿qué me ha pasado?, pensó. ¡Tengo brazos y piernas! ¡Me he convertido en una niña!. Oh ¡sollozó! He sido muy curiosa. Nunca más veré a mis padres. Unos pastores que pasaban cerca la oyeron llorar y le preguntaron que le pasaba. Platita les contó su aventura. |
Los pastores
dijeron: Sofía S. 2º E. P. |
Reflexión
en Navidad
Hola,
me llamo Teresa, tengo 13 años y me ha pasado algo increíble.
¿ Vosotros os podéis imaginar un 25 de diciembre a 30º
C ?. El turrón lo cogías y se derretía al instante;
las pistas de patinaje sobre hielo eran agua y el riquísimo cordero
asado que prepara mi abuela, a 30º de temperatura que hacía
en la calle, no apetecía nada comerlo. Me imagino que os preguntareis:
- ¿Y a qué se debe este calor? Yo sé la respuesta y, de verdad, hay mucha gente que no se lo cree. Todo empezó cuando los metereólogos no daban crédito a lo que predecían. Empezaron sustituyendo los dibujos por programas en los que salieron físicos y filósofos intentando explicar de alguna manera este extraño comportamiento del tiempo. A la gente le daba igual, al principio decían: - A mí me da igual. En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, no celebramos la llegada del frío ni de la nieve. Un niño nace igual haga calor o frío. La gente tenía razón, pero aún nadie sabía a qué extremo iba a llegar la cosa. La temperatura empezó a subir y a subir a medida que iban pasando los días. |
Como
yo soy muy aventurera, decidí llegar al fondo de la cuestión
y me puse a investigar. En primer lugar, eso del efecto invernadero
no podía ser; llevaban un montón de tiempo hablando sobre
eso y, a parte de decir que iba a ser poco a poco, de repente no va
a subir la temperatura locamente. Esto solo podía ser cosa del
Padre Tiempo.
Todo el mundo sabe donde vive el Padre Tiempo, o eso cree la gente. El vive en una cueva, da igual que cueva. Lo único que tienes que hacer es situarte en una cueva y pensar en él él aparecerá por arte de magia. Como hacía tanto calor, mis padres decidieron ir a Santander a ver a mis tíos. Un día en Santander quisieron ir a ver las cuevas de Altamira, y a mí eso me vino de perlas. Mientras las miraban aproveché para desviarme un poco y hablar con el Padre Tiempo. Pensé en él y apareció un viejecito con una larga barba blanca y una túnica azul oscuro. |
-
Señor, ¿me podría explicar porqué han subido
tanto las temperaturas en esta época del año? - pregunté
yo.
El Padre Tiempo se empezó a reír: - Ja, ja, ja Pues niña, te lo voy a explicar. Pensaba que la gente sabía cuál es el verdadero Espíritu de la Navidad, pero no. Ellos siguen maltratando las bellezas que Dios nos ha regalado. Os he querido dar una lección de lo que pasará si la gente sigue contaminando tanto; ya no lloverá, no nevará y constantemente estaréis achicharrados. La gente mayor y los niños enfermarán debido al calor excesivo y, algunas veces llegará a ser mortal. - Ya lo entiendo pero, señor, por favor, devuélvanos nuestras navidades normales. Queremos que nieve y haga frío, utilizar nuestros gorros de Papá Noel y sacar los largos abrigos de piel. ¡Por favor! -exclamé yo. |
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Y
el Padre Tiempo dijo: Isabel
R. 6º E. P. |
Cuentos de Navidad, 2007