Una señorita

muy señoreada,

llena de trapillos

y sin ninguna puntada.

Soy un animal patoso,

y cuento con muchas patas;

pero, en cambio sólo tengo

un pico y un par de alas.

Es la reina de los mares,

su dentadura es muy buena,

y, por no ir nunca vacía,

siempre dicen que va llena.

Tiene alas

y no vuela;

fuertes zancas

y es ligera.

Soy señor muy elegante

y excelente nadador,

y puedo hacer con mi cuello

signos de interrogación.

Tiene las orejas largas,

tiene la cola pequeña,

en los corrales se cría

y en el monte tiene cuevas.

Con grandes pasos

cruzamos la sabana,

y por narices hacemos

lo que nos da la gana.

Aunque llevo pijama,

siempre voy despierta,

para no servir al león

de suculenta merienda.

¿Cuál es el animal

que tiene cara de hortaliza?

Sobre la vaca la o

y ya te digo quién soy.

Tengo alas y pico,

y hablo, hablo,

sin saber lo que digo.

Blanca como la nieve,

negra como el carbón,

las patas como una vela,

el pescuezo como una hoz.

El roer es mi trabajo,

el queso mi aperitivo,

y el gato

mi más terrible enemigo.

En lo alto vive,

en lo alto mora,

en lo alto teje

la tejedora.

Con la primavera,

llega la viajera.

Su nido es de barro

y su cola, de tijera.

Gran melena tiene

y en los circos entretiene

a niñas y niños

que ver a un rey quieren.

Orejas largas,

rabo cortito;

corro y salto

muy ligerito.

Soy chiquitito

puedo nadar,

vivo en los ríos

y en alta mar.

En el campo me crié

dando voces como loca.

Me ataron de pies y manos

para quitarme la ropa.

Soy pequeñito

con patas y rabo,

me voy a mi casa

que viene el gato.

Cargadas van,

cargadas vienen,

y en el camino

no se detienen.

LLevo mi casa al hombro,

camino sin una pata,

y voy marcando mi huella

con un hilito de plata.