Yo tengo una tía

y mi tía una hermana

que no es mi tía.

Ya de puntitas,

ya de tacones

tiqui, tiqui, tiqui,

por los rincones.

No te llamo ni guapo ni feo,

aunque por mí lo puedes saber;

te muestro tal como eres

y después puedes desaparecer.

Soy una boca insaciable

que traga las porquerías,

siempre tengo mucho hambre,

y si estoy lleno me vacían.

Mejor que el gato y el perro,

es doméstico y no animal;

conserva los alimentos

sin maullar ni ladrar.

Suelo tener cuatro patas

y me busca el dormilón.

Mucho más si tengo encima

un mullidito colchón.

Muy bonito es por delante

y muy feo por detrás.

Me transformo a cada instante,

pues imito a los demás.

Siempre viene y va

pero nunca se mueve

de donde está.

Dos hermanas

mentira no es,

la una es mi tía

la otra no lo es.

Dos hermanitos

muy igualitos

y llegando a viejos

abren los ojitos.

En la calle me toman,

en la calle me dejan,

en todas partes entro

de todas partes me echan.

Vivo dentro de ella

y el caracol también.

Él la lleva a cuestas

y yo nunca podré.

¿Qué parentesco tendrás

con la hija de una dama

que está con papá

casada?

Ando, ando sin cesar

y nunca cambio de lugar.

Antes que nace la madre

ya está el hijo por la calle.

Tamaño como un ratón

y guarda la casa como un león.

Se parece a mi madre

pero es mayor,

tiene otros hijos

que mis tíos son.

Van de dos en dos

contigo por toda la casa

pero, cuando sales,

no te acompañan.

Con la lluvia yo me abro

y con el sol yo me cierro.

A veces voy de colores

y otras me visto de negro.

A pesar de tener patas,

no me puedo mover,

llevo a cuestas la comida

y no la puedo comer.

De día,

de noche,

dan vueltas sin parar,

pero no se marean jamás.

De tus tíos es hermana,

es hija de tus abuelos,

y quien más a tí te ama.

Ya ves: tan claro que es,

y no lo adivinas

ni dentro de un mes.

Puede silbar

y echar humo

igual que un volcán.

Largo, largo, como un tren,

y lo es,

y lo es.

Colgada

en la casa estoy,

y a todas buena luz le doy.